Y por primera vez, me hice el regalo de tomar clases particulares.
¡Apasionante!
Claro, no tiene nada que ver con una clase grupal, porque aquí, al grano, a lo que yo tengo que trabajar. Yo, Charlotte. Es muy curioso y enriquecedor, a la vez de difícil, redifícil... en fin.
Lo más interesante tal vez, tiene que ver con esta frase con la cual me acabo de encontrar en el maravilloso libro de Christophe André, "De l'art du bonheur" (Del arte de la felicidad):
Habla de los esfuerzos de conciencia, que uno puede hacer, para re-conocer la felicidad. Y que aunque esta felicidad no es eterna, haber vivido esta felicidad es un hecho que queda eternamente verdadero.
Y entonces escribe (la traducción es mía, disculpen los errores):
"Algunos preguntarán: ¿para qué todos estos esfuerzos de conciencia para sentir la felicidad? ¿No van a estropear su esencia, que es de ser inmaterial y elusiva? ¿Por qué poner palabras, seguramente torpes y engañadoras, sobre sensaciones tan sutiles y volatiles?
La respuesta es simple: porque vivir, no es sólo experimentar, sino también crear su proprio mundo."
"La réponse est simple: parce que vivre, ce n'est pas seulement éprouver, mais créer son propre monde."
Esta frase me conmueve y me habla mucho de ti, amado tango.
Y de mi busqueda actual contigo. Porque hasta ahora me he dedicado mucho a sentir, a sentirte.
A cerrar los ojos, y aprender a dejarme llevar.
Hoy con este nuevo camino, con este profesor, con este aprendizaje, aprendo esto: a abrir los ojos, a desarrollar mis habilidades, mi conciencia, a tratar de entender qué es lo que siento, lo que siente en este abrazo y en mi, y a actuar, a hacerme cargo de mi, responsabilizarme de todo mi cuerpo, de sus reacciones... todo esto,
para aprender a crear mi proprio mundo.
Amado tango, ¡qué de caminos abres!